Fondo de Agua: El modelo con el que buscan enfrentar efectos del cambio climático en la RM

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La protección de las fuentes de agua, el uso eficiente del recurso, la gestión de riesgos, la gestión de información...


La protección de las fuentes de agua, el uso eficiente del recurso, la gestión de riesgos, la gestión de información y divulgación, son las cuatro acciones que llevarán a cabo.

La escasez hídrica es un problema mundial. Sudáfrica, recientemente, declaró al país en estado de catástrofe natural a causa de la sequía. Allí las reservas de agua están en su nivel más bajo y en Ciudad del Cabo (la capital) los habitantes no pueden consumir más de 50 litros diarios de agua, en un intento por extender hasta junio sus escasas reservas hídricas.

La situación no es solo de ese país. Según la Organización de las Naciones Unidas, al 2050 la demanda global de agua potable crecerá más de 40% y al menos un cuarto de la población del planeta vivirá con escasez.

Chile es parte de esa realidad: en los últimos 10 años la sequía ha golpeado a la mayor parte del país, e incluso habría sido una de las causas de los incendios del verano de 2017. El tema no es solo que escasea, sino que el pronóstico es que, producto del cambio climático, las lluvias y la acumulación de nieve no solo no volverán a ser lo que eran, sino que seguirán disminuyendo.

«Al 2070 tendremos una reducción hasta de 30% del agua disponible actualmente en la región, según estudios del cambio climático», señala Maryann Ramírez, gerente de conservación para Chile en The Nature Conservancy (TNC).

Como una forma de prevenir la situación es que, a fines del gobierno pasado, se firmó un Acuerdo de Entendimiento para la Región Metropolitana (RM), que busca implementar el primer Fondo de Agua del país.

En la Región Metropolitana se concentra cerca de un tercio de los habitantes del país. A ello se suma una alta concentración de actividades agrícolas, mineras y generación hidroeléctrica. Todo con la misma agua.

En la iniciativa, que fue promovida por la Intendencia de Santiago y el Gobierno Regional y bajo la secretaría técnica de The Natural Conservancy, se comprometen los sectores público, minero, agrícola, vitivinícola, industrial y de la sociedad civil, para asegurar la disponibilidad hídrica de la RM.

«Es un tremendo valor trabajar en conjunto para consensuar una visión de largo plazo en un tema crítico para el desarrollo sustentable de la Región Metropolitana. Así, como la voluntad de los distintos actores de haberlo relevado y visibilizado al punto de ser una iniciativa priorizada en la implementación de la Estrategia de Resiliencia de Santiago», añade la directora de Resiliencia del Gobierno Regional, Gabriela Elgueta.

En qué consiste: 

Los Fondos de Agua buscan la conservación de las fuentes hídricas que ya funcionan en países como Brasil, Perú, Colombia y Ecuador, adecuados a la realidad local.

«Son modelos innovadores enfocados en la conservación de las fuentes de aguas, pensados a largo plazo, que operan a través de inversiones que se concentran en un solo fondo y que provienen tanto del mundo privado como de la institucionalidad pública», asegura Felipe Infante, seremi de Obras Públicas de la Región Metropolitana.

Para Ronald Bown, presidente de Asoex, la iniciativa permite que mejore todo el proceso de distribución y uso del agua de las cuencas que se involucran.

«Fortalecen la gobernanza de las cuencas al reunir a los actores relevantes, entregando sólidos conocimientos científicos para facilitar el proceso de toma de decisiones», expresa.

El primero en Chile: 

Previo a lanzarlo, las entidades involucradas realizaron, durante los últimos meses de 2017, un trabajo indagatorio para determinar su factibilidad.

«Esta etapa contó con la participación de numerosas institución públicas y privadas, y concluyó con la firma del Acuerdo de Entendimiento, que deja de manifiesto el interés de conformarlo», explica Infante.

Los expertos insisten en que con el fondo lo que se busca es contribuir a la seguridad hídrica de la Región, garantizando la disponibilidad para lograr el bienestar humano y permitir el desarrollo socioeconómico.

«Una iniciativa como esta permite relevar la necesaria alianza que debe existir en temas hídricos entre los diversos actores de una cuenca, pero, junto con ello, la participación de estos diversos actores le otorga mayor legitimidad a los esfuerzos que se realicen, y la administración por parte de una organización ajena a todos los participantes (institución Fondo de Agua) le entrega la suficiente imparcialidad y transparencia», dice Infante.

Por ahora, para el Fondo lanzado recientemente en la Región Metropolitana tiene que definirse la forma jurídica, así como la administrativa. Luego viene avanzar en los temas de fondo.

«En la etapa de factibilidad se definieron tres pilares fundamentales. En primer lugar, es una labor eminentemente técnica; luego generar una estructura organizacional moderna y acorde a los requerimientos; por último, la definición de un financiamiento sustentable y transparente. La participación de la institucionalidad pública, empresas privadas y sociedad civil, aseguran una instancia de diálogo en que se prioricen los problemas comunes y se desarrollen alianzas estratégicas enfocadas en objetivos claros y determinados. En ese contexto, se pretende levantar una cartera de proyectos», explica Infante.

Para Bown una tarea que debiera realizar el Fondo es financiar en forma centralizada y validada estudios y acciones para analizar y tratar de reducir impactos como el cambio climático y la escasez de agua.

Maryann Ramírez coincide con Ronald Bown en que esto permite avanzar en información y gobernanza entre todos los usuarios el agua, y agrega que además aporta para «una planificación del territorio y protección de las zonas en que se origina el agua para toda la región».

Cuatro acciones clave: 

El trabajo del Fondo de Agua en la Región Metropolitana estará enfocado en cuatro líneas de acción: proteger las fuentes de agua (glaciares, humedales, restauración de la parte alta de la cuenca y la creación de áreas protegidas), hacer uso eficiente del recurso (reutilización de agua, infiltración y almacenamiento), gestionar información (acciones de monitoreo, desarrollo de información y programas educativos, plataformas de información para usuarios y tecnología), y la gestión de riesgos (realización de estudios y acciones respecto de los riesgos para la cuenca).

«Estas acciones son fundamentales, pues abarcan la solución desde el origen del agua y cómo se reduce su consumo, hasta la gestión de riesgos…Al aumentar la temperatura, en conjunto con la reducción de las precipitaciones, existe una tendencia de aumento de los eventos extremos», dice Maryann Ramírez. Comenta que enfrentar esto es un desafío enorme, «pero que se puede hacer si empezamos a trabajar en forma conjunta entre todos los usuarios del agua», manifiesta.

Fuente: El Mercurio.