Alfredo Unda: “No logramos dimensionar la cantidad de carbono almacenado en los bosques que no puede perderse ante la emergencia climática”

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El ingeniero forestal socio de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) y miembro de la Mesa Ciudadana de Cambio Climático, explica la urgente necesidad de proteger los bosques nativos en Chile y el mundo, como una de las alternativas más eficientes para mitigar el cambio climático. “Existen muchos planes ambientales, impresos en estantes o en archivos digitales, no ejecutados”, enfatiza.


Una de las principales preocupaciones de los expertos en cambio climático, es encontrar una solución amigable con el medio ambiente para reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que se emiten en la actualidad y que se han acumulado en el planeta desde la era preindustrial. En este sentido, las llamadas “Soluciones Basadas en la Naturaleza” toman un rol protagonista en la lista de posibilidades y, entre ellas, se encuentra la protección de los bosques nativos por sobre las plantaciones de especies exóticas.

“Debido a la pérdida de bosques naturales, hoy es urgente su restauración a escala global. Estos ecosistemas representan la mejor opción para el cumplimiento de las metas climáticas al considerar la necesidad de fijar el carbono atmosférico de forma costo-eficiente y debido a los múltiples servicios ecosistémicos que proveen, como la regulación del ciclo hidrológico, conservación de la biodiversidad, prevención de la erosión, turismo, servicios culturales, entre muchos otros”, señala el ingeniero forestal Alfredo Unda y socio de la Agrupación de Ingenieros  Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN), en su más reciente análisis sobre el tema.

A lo largo de su trayectoria profesional, Unda se ha desempeñado distintos proyectos ambientales del sector forestal, destacando así por su experiencia en el rubro a nivel internacional. En sus más de 30 años de experiencia, ha ejercido como auditor para desarrollar Estándares de Manejo Forestal (FSC); realizado Estudios de Evaluación Ambiental en el Instituto Forestal (INFOR); y como consultor de proyectos forestales y de almacenaje de carbono forestal en distintos países; entre otras labores.

Cualquier plantación agrícola, en la práctica, contribuye más al cambio climático que los combustibles fósiles, porque las áreas taladas liberan constantemente más carbono a la atmósfera por descomposición de desechos, del suelo desnudo y removido, y por el carbono emitido en la cadena de producción agrícola.

El experto, es además uno de los representantes de AIFBN más activos en la Mesa Ciudadana de Cambio Climático, coalición a la que aporta desde su vasto conocimiento en bosques, plantaciones forestales, suelo y la relación de estos con el cambio climático.

Conversamos con él sobre este tema y te invitamos a conocer a continuación su opinión sobre el manejo que existe a nivel global y local de estos ecosistemas.

– Los beneficios de la protección de los bosques para la biodiversidad y la mitigación del cambio climático han sido destacados constantemente por diversos actores a nivel global, sin embargo, se encuentran escasamente protegidos, ¿qué deberíamos estar haciendo –o qué no estamos haciendo–  a nivel global para aumentar su protección?

Lo que deberíamos estar haciendo, no se hace por falta de voluntad política debido al empecinamiento en seguir con un modelo económico extractivista que ya no funciona, al insistir en un crecimiento económico que facilita el mal uso de los recursos naturales.

Y ¿por qué es importante en este contexto protegerlos?

En un contexto de cambio climático, debiéramos reducir las emisiones y cuidar el carbono almacenado en los 25 millones de hectáreas de Formaciones Vegetacionales Nativas que acumulan millones de toneladas de carbono, y que se corre el riesgo de perder, lo cual facilitaría de paso proteger la biodiversidad al mismo tiempo y dar trabajo a las comunidades cercanas a los bosques.

Proyecto de Ley Marco de Cambio Climático

El 22 de septiembre, la Mesa Ciudadana de Cambio Climático presentó indicaciones al proyecto de Ley Marco de Cambio Climático y, en su minuta, la coalición de organizaciones advirtió que el proyecto se centra mayormente en la mitigación. En cuanto a este tema, el ingeniero forestal señala que “el único sector nacional que se destaca por su capacidad de abatir el CO2 atmosférico es bosques, por la capacidad de las plantas de capturarlo en la fotosíntesis”, quien también advierte que el sector forestal no debe centrarse solamente en este enfoque, ya que “la adaptación también es importante, porque el sector forestal tradicional de las empresas de grandes plantaciones comerciales tendrá que adaptarse o cambiar su modelo de producción y ajustarse a los vaivenes del cambio climático”.

-Tomando en cuenta este punto, el proyecto ¿incluye dentro de sus acciones aumentar la protección de bosques para mitigar el cambio climático?

Es fundamental que se consideren los bosques en el proyecto de Ley de Cambio Climático, la protección de los bosques nativos y otras formaciones vegetacionales, no sólo por la gran cantidad de carbono que contienen, sino también porque actualmente las medidas de mitigación de las NDC no reflejan esa importancia. Debiera estar reflejada, porque las plantaciones propuestas no permiten almacenar el carbono que podemos perder producto de incendios, tala y reemplazo por otros usos, ya que son cortadas antes de que alcancen al almacenar suficiente carbono, entre otras desventajas.

– Hablando sobre la actualización de la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), el año pasado Chile presentó el compromiso de aumentar 200 mil hectáreas de bosque nativo, ¿le parece suficiente?

En la contribución 15 (compromisos COP 25), se establece el compromiso de recuperar y manejar 200 mil ha de bosque nativo y plantar 130 mil ha de especies exóticas y 70 mil ha de especies nativas. El primer compromiso fue dividido en dos: “forestación incondicional” (plantación de exóticas y nativas) y “forestación condicional” (bosque nativo). Condicional, implica una ejecución sujeta a condiciones externas, o sea puede que no se haga. Hay una fuerte sensación de que estos compromisos se han escrito sin entusiasmo, y rebatirlos o tratar de mejorarlos, parece una pérdida de tiempo. Hay muchos planes ambientales, impresos en estantes o en archivos digitales, no ejecutados.

– Además de las acciones anteriores, ¿existen otras iniciativas gubernamentales nacionales que busquen relevar el rol de los bosques frente al cambio climático?

Considerando las grandes cifras de almacenaje de la contribución 15, se habla mucho con esa intención, pero no se ven actividades en la práctica que uno pudiera enumerar, de acciones y esfuerzos en esa dirección, en especial si se observa que paralelamente se fomenta la pérdida de vegetación nativa por tala de bosque nativo para fines agrícolas, lo cual es absoluatmente contradictorio y revela que no hay claridad sobre lo que es cotribuir a abatir el cambio climático, o se tienen otros intereses en mente. No se comprende que no se dimensione lo que representan 25 millones de hectáreas de Formaciones Vegetacionales Nativas y su gran cantidad de carbono almacenado que no debe perderse. No comprender estas diferencias de tiempo, de costos, de escala y de almacenaje entre millones de hectáreas de bosque nativo aún existentes, en comparación con sólo unos pocos miles de hectáreas de plantaciones que aún no existen, llevó a Chile a plantear contribuciones forestales cuyos resultados no son significativos para esta emergencia climática.

– Al parecer, en Chile hemos ido avanzando al contrario de la emergencia ambiental que nos plantea el cambio climático. Según su perspectiva, ¿qué hace falta, a nivel político y/o técnico, incorporar en Chile para avanzar en el sentido correcto? 

Lo que hace falta es tomar en serio la protección del paisaje y su cobertura vegetal demostrando que se entiende su gran importacia, los numerosos beneficios ambientales y sociales de gran valor que otorga y que no pueden perderse ni ser reemplazados por actividades humanas que los destruyen, lo cual debiera reflejarse en una adecuada planificación territorial del uso de los suelos en cada región.

Cualquier plantación agrícola, en la práctica, contribuye más al cambio climático que los combustibles fósiles, porque las áreas taladas liberan constantemente más carbono a la atmósfera por descomposición de desechos, del suelo desnudo y removido, y por el carbono emitido en la cadena de producción agrícola. El carbono que pueden absorber las plantaciones agrícolas es irrisorio, en comparación con las cubiertas vegetales nativas existentes, tanto en su parte aérea como radicular. Además, establecer una plantación, a menudo de una sola especie, con plántulas de la misma edad, tratadas artificialmente, etcétera, no es lo mismo que perder bosques nativos con una relación entre planta-fauna-suelo-clima afiatada en decenios y centurias, con una gran riqueza en biodiversidad y que en el caso de las especies arbóreas del bosque esclerófilo se caracterizan por sistemas radiculares muy profundos, desarrollados durante siglos y que pueden almacenar más carbono que la parte aérea. Este tipo de decisiones deben discutirse considerando todos los aspectos técnicos y científicos con seriedad y transparencia//.