A 5 años del Acuerdo de París, ¿en qué está y para dónde va Chile?

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Uno de los objetivos de la Moneda en el mediano plazo, es alcanzar el peak de emisiones para comenzar la etapa de reducción a 2025. Fuente: Biobío Chile, 12 de diciembre de 2020.


Tras décadas de diálogo y negociaciones, el 12 diciembre de 2015, en la COP 21 llevada a cabo en Francia, casi 200 países lo que finalmente se conoció como el Acuerdo de París: el pacto con el cual los firmantes se comprometieron ante la ONU a reducir sus emisiones de carbono a modo de frenar el aumento de la temperatura global entre 1,5° C a 2° C en comparación a la era preindustrial.

Hoy sábado, a cinco años de ese día, la evaluación no es la mejor: si bien la temática de la emergencia climática se ha logrado instalar con cierta fuerza a nivel mundial, los países – Chile incluido – siguen contaminando y por ende la temperatura se mantiene al alza.

Tanto así que, de acuerdo a la Organización Meteorológica Mundial, (OMM) la década comprendida entre 2011 y 2020 es la más calurosa para la humanidad y los últimos seis años vividos quedaron en la cima de la lista.

Como todavía falta poco menos de tres semanas para que termine el año, 2020 podría obtener el primer lugar de este triste podio si los datos que faltan por recopilarse cumplen la tendencia advertida.

En su segundo gobierno, la presidenta Michelle Bachelet suscribió formalmente este acuerdo en Nueva York, el 20 de septiembre de 2016, y el ministro de Medio Ambiente de la época, Pablo Badenier, explicó que esto se traduciría en el compromiso de reducir en un 30% nuestras emisiones de CO2 por unidad de PIB a 2030, cifra que podría llegar hasta un 45% con apoyo internacional.

“A esto se suma el compromiso de manejo sustentable y recuperación de 100 mil hectáreas de bosque, principalmente nativo, para la captura de gases de efecto invernadero y la implementación de planes de adaptación al cambio climático”, detalló.

¿Y en qué estamos ahora?

El Acuerdo de París es una iniciativa vinculante que el Congreso aprobó y el Gobierno anterior promulgó, por ende esta administración continuó el trabajo iniciado con anterioridad.

“Como país, el Acuerdo de París es un compromiso de Estado a nivel internacional que nos ha permitido tener una dirección clara en la formulación de instrumentos, políticas, capacidades para hacer frente a los efectos del cambio climático, además de poder generar un diagnóstico mucho más profundo del que habíamos desarrollado previo al acuerdo”, comentó la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt.

“Como país hemos impulsado con fuerza la acción climática como política de Estado, que trascienda a los gobiernos de turno y que sea la base de la política de crecimiento y desarrollo sustentable de Chile, impulsando metas climáticas claras y ambiciosas, basadas en la ciencia con una gran participación del sector privado”, detalló.

En junio de 2019, la misma Schmidt anunció la intención que Chile sea carbono neutral a 2050, y lo recalcó también en esta oportunidad a través de una minuta especial en línea con el aniversario de este sábado.

“Hemos establecido el compromiso de Chile con la carbono neutralidad y resiliencia a 2050 impulsando el Proyecto de Ley Marco de Cambio Climático, siendo Chile el primer país de América Latina que lo comprometerá por Ley. El proyecto fue presentado al Congreso en enero de 2020 y establecerá un sistema de gobernanza eficiente y capaz de hacer frente a este desafío”, recordó.

Sumado a ello, la ministra indicó que Chile actualizó este 2020, en plena crisis de Covid-19, las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional presentadas en 2015, (NDC por su sigla en inglés).

Estas son consideradas “el corazón” del Acuerdo en cuestión que en su artículo 4, párrafo 2, requiere que cada parte “prepare, comunique y mantenga las sucesivas contribuciones determinadas a nivel nacional que se proponga lograr. Las partes adoptarán medidas nacionales de mitigación con el fin de alcanzar los objetivos de esas contribuciones”.

¿Qué quiere lograr La Moneda con ello? Alcanzar a mediano plazo un presupuesto de carbono a 2030 y un peak de emisiones para comenzar nuestra etapa de reducción a 2025.

“De manera inédita esta NDC establece por primera vez un pilar social que no solo contempla un proceso de transición justa para la descarbonización, sino que además el aporte de todos y cada uno de nuestros compromisos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible para impulsar que estos se implementen, teniendo como centro a las personas en sus territorios”, destacó Schmidt.

“También fija contribuciones en materia de adaptación, océanos, turberas, bosques, economía circular y medios de implementación, incluyendo metas concretas”, valoró.

“La nueva NDC es una meta intermedia en nuestra ruta hacia la carbono neutralidad de Chile a 2050. En ese camino trazado hemos iniciado la descarbonización de nuestro país, impulsando el cierre de centrales a carbón. Gracias a esto por primera vez en nuestro país no solo se dejan de construir centrales a carbón sino se procede al cierre efectivo de estas”, añadió.

¿Qué se viene a futuro?

Actualmente, el Gobierno se encuentra trabajando en la Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP), que fue también definida en el Acuerdo de París. Su proceso participativo de elaboración se lanzó en mayo.

El Ejecutivo también reportó que ya preparar la cuarta comunicación para la Convención Marco de Naciones unidas sobre Cambio Climático y un sistema de inventario de gases de efecto invernadero (SNI).

“Contamos además con planes de acción a nivel nacional y regional y planes de adaptación de distintos sectores económicos con el Atlas de Riesgo climático en Chile a nivel comunal“, comentó.

Entre los reconocimientos que Chile ha logrado en la materia, por ejemplo, nuestro país se posicionó en el puesto 28 de los 193 países incluidos en el ranking de Desarrollo Sostenible publicado por la Universidad de Cambridge. En Latinoamérica, el país ostentó el primer lugar.

Además, fuimos clasificados como la nación con el mejor índice de desempeño ambiental en la región, de acuerdo a un informe elaborado por las universidades de Yale y Columbia. A eso se sumó que – según Bloomberg – somos el mejor país para invertir en energías limpias.

“Adicionalmente, el Índice de Desempeño del Cambio Climático 2021 de Germanwatch, NewClimate Institute y Climate Action Network (CAN), publicado esta semana, ubicó a Chile en el noveno lugar del mundo y junto a Marruecos e India, las únicas naciones en vías de desarrollo dentro del top ten”, celebró Schmidt.

Problemas

Organizaciones medioambientalistas han criticado que la carbono neutralidad se fije recién para otras tres décadas y que el calendario para el cierre de centrales a carbón entregue tanto plazo.

Por otro lado, y pese a que no tiene que ver directamente con el Acuerdo de París, Chile finalmente no estampó su firma en el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, más conocido como Escazú.

Es decir, no suscribimos una iniciativa impulsada por nosotros mismos y que aspiraba a transformarse en el primer gran tratado medioambiental lationamericano que tardó cuatro años en materializarse.

Lo anterior es una discordancia con el comportamiento ambiental previo del país: no solo hizo la emergencia climática parte de su política interna y exterior, sino que también aceptó animadamente a liderar la COP25, luego que Bolsonaro la desechara.

El mismo presidente Sebastián Piñera dijo ante la ONU en julio de 2018 que Escazú buscaba “darle más transparencia y mayor eficacia a la defensa del medio ambiente”.

“El liderazgo que Chile tenía se resigna cuando el país se retira del Acuerdo de Escazú. Eso demuestra que los liderazgos no se autoasignan, sino que se logran a través de las acciones y de la coherencia de la política exterior”, concluyó en septiembre Marcelo Mena, exministro de Medio Ambiente del segundo gobierno de Michelle Bachelet.

Consultada por Radio Bío Bío en octubre respecto a la decisión de no firmar el Acuerdo de Escazú, Schmidt reafirmó la postura de La Moneda: que el texto final quedó redactado de una forma que al Gobierno no le acomoda.

“El Acuerdo de Escazú es un acuerdo del que compartimos absolutamente todos los principios. Desgraciadamente está redactado de una manera muy ambigua y genera incertidumbre en muchas áreas”, señaló.

“Por lo tanto Chile ha decidido postergar la adscripción hasta que se aclaren estas medidas, cuando se cree un órgano que aclare los puntos y podamos sumarnos”, complementó.

“Este acuerdo es supra legislativo y por tanto debe ser claro en cuanto a los compromisos que Chile adquiere en esta materia”, cerró.

Ante esto, la Comisión Chilena de Derechos Humanos disparó sus dardos contra la administración de Piñera.

“Rechazo del Gobierno a firmar Acuerdo de Escazú da cuenta de su doble estándar en DDHH, prioriza intereses empresariales por sobre los derechos ambientales de las comunidades y pone a Chile al margen de la comunidad internacional”, escribieron en septiembre en su cuenta de Twitter.

 


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Etiquetas: Acuerdo de París Destacado