Manuel Baquedano: “El proceso de las COP entró en un estancamiento que, dada la crisis climática, es prácticamente suicida”

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A dos días de que finalizara la COP27 en Egipto, el director de la Fundación Instituto de Ecología Política hace un balance de la cumbre. Considera positivo que se aprobara la idea de crear un fondo de pérdidas y daños, aunque subraya que falta mucho para concretarlo; y lamenta que no hubiera ningún avance con vistas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero ni a terminar con los combustibles fósiles, lo que a su juicio ocurre debido a la influencia de las empresas petroleras. Fuente: País Circular, 22 de noviembre de 2022.


Manuel Baquedano es uno de los pioneros de la protección del medio ambiente en Chile y, a la cabeza de la Fundación Instituto de Ecología Política, fue de los primeros que empezó a hablar de la necesidad de luchar contra el cambio climático, hace unos 35 años.

Cuando a fines de los’80 se comenzó a abordar a nivel internacional el tema del calentamiento global y se empezaron a realizar cumbres sobre el tema, dando origen a la Convención Marco de Cambio Climático de Naciones Unidas y las consiguientes Conferencias de las Partes (COP), este sociólogo chileno, referente latinoamericano de desarrollo sustentable, tenía esperanzas. Entusiasmado participó en varias COP, incluida la número 21, realizada en París en 2015, donde se establecieron metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero con el objetivo de lograr que para fines del siglo XXI la temperatura no subiera más de 2 -preferiblemente no más de 1,5- grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales.

Sin embargo ahora, recién terminada la COP27, que se realizó en el balneario egipcio de Sharm El Sheij, Baquedano es más bien pesimista: “Desde el punto de vista de lo central que tendría que abordar la COP27, que es la reducción de las emisiones, que es lo único que permite que no suba la temperatura, no pasó nada, nada, cero, lo que significa, a mi juicio, que el proceso de las COP quedó empantanado, estancado”.

En esta entrevista con País Circular, el ecologista analiza lo que hay detrás de ese estancamiento y las opciones que quedan para evitar una catástrofe. “La elite, mundial y chilena, ya no se la pudo con la crisis climática”, señala. “Hay que dar un salto cuántico”, agrega.

-El domingo, luego de finalizada la cumbre en Egipto, usted publicó un tuit que decía “COP27: estancamiento suicida” ¿Por qué la califica de ese modo?

En primer lugar diría que el proceso de las COP -que ya lleva justamente 27 conferencias anuales- ha entrado en un proceso de estancamiento, y ese estancamiento, por la forma en que avanza la crisis climática, se va a transformar en un estancamiento suicida. Esto lo digo porque, si bien el planeta seguramente se va a recuperar, en el caso de la civilización humana, los seres humanos, no tenemos el tiempo para no sufrir las consecuencias que pueden llegar a la extinción de nuestra especie. No digo que van a llegar, pero pueden.

Por lo tanto, y como la COP28 también se va a hacer en los países árabes, justamente donde está la cuna petrolera, entonces no va a haber nada nuevo que salga de ahí radicalmente, porque la estrategia de los empresarios, sobre todo petroleros, está justamente en estancarla, hacerla retroceder mientras pueden deshacerse del petróleo que queda. Esa es la lógica que está ocurriendo, también con la guerra; Vladimir Putin sabe lo que provoca con la guerra, porque Rusia depende de la venta de petróleo, gas, carbón y minerales. Hoy en día la competencia por quedarse con lo que va quedando es muy alta. En ese contexto, creo que las COP ya están entrando en un proceso de decadencia, puesto que no hay voluntad de avanzar en las cosas que se necesitan.

A mi juicio, acá hay dos variables: la crisis climática con su aumento de temperatura y emisiones de CO2, y la gobernanza que quieren imponer los países al proceso frente a la crisis. Entonces, si la gobernanza está trabada, el aumento de la temperatura sigue por su cuenta, por lo tanto un estancamiento pasa a ser una acción suicida. La naturaleza ya partió en su proceso de buscar un nuevo equilibrio -por algo que provocamos nosotros-, y por lo tanto no está esperando a que los seres humanos nos pongamos de acuerdo.

-¿Hay algo que se pueda considerar positivo de la COP27?

Efectivamente hubo cosas buenas que se hablaron en la COP, como por ejemplo el fondo de pérdidas y daños, que fue impulsado por Chile y Alemania, y que era una reivindicación bien importante que se venía planteando hace mucho tiempo y por fin se logró.

Pero hay dudas. Todos tenemos en la retina lo que ocurrió en Pakistán, cómo un porcentaje altísimo de la economía, la agricultura, las ciudades quedaron bajo el agua (junio-septiembre 2022, peores inundaciones en la historia de ese país) con el enorme daño para la naturaleza y para la gente. Este no es el primer fondo; dentro de este proceso Naciones Unidas había apoyado un fondo de cien mil millones de dólares anuales -estamos hablando en los años 2000- que nunca se concretó. Entonces, puede sonar macabro, pero mientras más catástrofes ocurren, más plata debieran dar a los países que están afectados, pero en ese contexto la plata no va a llegar; este fondo es una medida que hay que esperar cómo funciona. No quiero condenar, pero lo que se aprobó fue solo la idea del fondo, es decir, de ahí a que se organice, puede ser que la Tierra no exista como la conocemos, porque no hay voluntad política de los países de enfrentar directamente el tema ambiental.

Ese fue un tema positivo, y Chile quedó bien parado en ese aspecto. Esto se une a otra medida que a mi juicio es importante: la creación de la Red de Santiago, que brindará asistencia técnica a los países más impactados por la crisis climática.

-¿Y lo malo?

Lo malo es que hubo cero avance en relación con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI); resulta que el diagnóstico está recontra hecho, hay que reducir las emisiones de CO2 y no hubo ningún avance, ningún compromiso, no fue mencionado nada, y el 1,5 grados que tenía como meta la ONU quedó ahí, en el proceso de duda si se va a cumplir o no. Lo mismo con el tema de una condena más explícita a los combustibles fósiles, ya no se está planteando eliminarlos, sino reducirlos y eso es grave porque ¿qué significa la reducción y cuánto es? Hay que ver que con la guerra que ha precipitado la invasión de Ucrania por parte de Rusia, los precios del petróleo se han ido hacia arriba y ya no se habla de reducir los combustibles fósiles, sino que buscan pretexto para decir ‘estamos en una situación de excepción, vamos a tener que postergarlo’. Hemos visto a campeones de la ecología, como Alemania, que están desmantelando un parque eólico para echar a andar una mina de carbón, y eso está ocurriendo en todas partes, hay un retroceso global, donde se va afirmando el concepto de no eliminar los combustibles fósiles sino que reducirlos. Y en esa misma lógica, la transición a un sistema de bajas emisiones -que es algo que salió como conclusión en Sharm El Sheij, – que ni más ni menos significa abrir la ventana -o la puerta- a la energía nuclear y al gas.

Por lo tanto, desde el punto de vista de lo central que tendría que abordar la COP27, que es la reducción de las emisiones, que es lo único que permite que no suba la temperatura, no pasó nada, nada, cero, lo que significa a mi juicio, que el proceso de las COP quedó empantanado, estancado. Y dado que la naturaleza no está esperando, sino que sigue sus procesos independiente de lo que acordemos, significa que nos estamos acercando a un tiempo en el cual muchos procesos se hagan irreversibles y, por lo tanto, quedemos condenados a vivir en forma muy precaria o simplemente extinguirnos como especie.

“No quiero condenar, pero lo que se aprobó fue solo la idea del fondo (para pérdidas y daños), es decir, de ahí a que se organice, puede ser que la Tierra no exista como la conocemos, porque no hay voluntad política de los países de enfrentar directamente el tema ambiental”.

-Varias ONG acusaron que en esta COP hubo más lobby de empresas de combustibles fósiles que nunca antes…

Más de 600 lobbistas del sector de la industria fósil, a lo que hay que sumar 400 ejecutivos y directores de empresas, que llegaron cada uno en sus aviones particulares.

Creo que las COP se han ido transformando en una mezcla de campamentos de verano y ferias de turismo, esa es la verdad. Lo que era una decisión seria de discutir los temas ambientales a nivel de países hoy es cada vez menos una discusión y más el marketing que promueve; por ejemplo, el auspiciador de esta COP27 fue la Coca-Cola, que es el principal productor de plásticos de un solo uso, y en la COP28 van a ser la petroleras directamente.

El ambiente es cada vez más alejado de las urgencias que tiene el planeta. Hay una gran diferencia entre lo que la gente quiere y lo que se acuerda, y eso significa en la práctica que prima la inacción en materia climática.

-En una reciente columna de opinión Ud. cita a la académica Elizabeth Boulton, quien sostiene que la crisis climática es una hiperamenaza que requiere una “hiper respuesta”, y que la humanidad tiene menos de 5 años para reaccionar, ¿en qué consiste esa hiper respuesta?

Lo que se había presupuestado pensando en llegar a 2050 cero carbón, esos niveles van a estar antes, entre 6 y 9 años más según el Carbon Brief, que es la fuente más importante que sigue el consumo de carbón en todo el mundo. Esto es considerando el modelo actual que usan todos los científicos, pero hay otra hipótesis, que dice que esto va más rápido y por eso pienso que van a ser 5 o 6 años. Eso significa que el aumento de 2 grados -y nadie lo quiere decir- llegaría a fines de la década de 2030, es decir, 60 años antes de lo que se había acordado en París (fines del siglo XXI).

Por eso en la columna yo decía que tenemos que dar un salto cuántico; esto ha ocurrido, tiene que ver con la física cuántica y también con algunos elementos que son considerados por el establishment como “algo no científico”. Creo que lo que ha ocurrido con algunas especies -y eso estoy investigando- es que antes de desaparecer experimentan un gran desarrollo porque se dan cuenta y ponen toda la energía y despegan. Creo que si no hay pronto un salto cuántico, los dados ya están echados, todos los que manejan los datos lo saben.

Sin hacer nada -ni a favor ni en contra-, la trayectoria es que vamos a llegar a los 3,5 grados en el corto plazo (2050-2060), por eso está tan acelerado el tema de los viajes a Marte. Lo señalé en mi libro “Colapso” (2018), donde parecía ciencia ficción, pero ahora todo está acelerado para que el ser humano empiece a habitar la Luna, no Marte, eso es para tener encandilada a al gente; pero se piensa establecer un sistema para unos pocos en torno a la Luna. Ahí tiene su dinero Jeff Bezos, Elon Musk, la NASA, ahí están las platas, y bajo la forma de turismo espacial van a empezar con pasajes “baratos” de 8,5 millones de dólares cada uno, para ir a reconocer lugares. Ese es el problema cuando somos 8 mil millones de personas -que llegamos hace poco a esa cifra en el planeta-, ese tipo de soluciones no son para todos, sino solo para muy pocos.

“Como la COP28 también se va a hacer en los países árabes (Dubái), justamente donde está la cuna petrolera, entonces no va a haber nada nuevo que salga de ahí radicalmente, porque la estrategia de los empresarios, sobre todo petroleros, está justamente en estancarla, hacerla retroceder mientras pueden deshacerse del petróleo que queda”.

-¿Qué implica el salto cuántico; es por ejemplo detener de un día para otro toda la actividad que use combustibles fósiles?

El salto cuántico significa que la trayectoria que lleva, en este caso la acción humana, de repente cambia en forma abrupta, de forma impredecible. Esto viene de la física cuántica. Lo que hay detrás es que la elite, mundial y chilena, no se la pudo ya con la crisis climática y, por lo tanto, es la pueblo, la gente, los que tenemos que iniciar procesos que puedan dar respuesta; la respuesta viene desde debajo de la sociedad. Esa es mi esperanza, francamente, nos da una oportunidad, no es que sea seguro.

Y sí, absolutamente, este salto cuántico implica detener todo. Por lo tanto, el desarrollo queda en tela de juicio, pero hay ciertos temas que son tabú, que no los toca la prensa, que no los toca nadie porque significan un cambio de modelo, de sociedad y de todo, y eso es lo que hoy la especie humana no se ve que esté preparada para hacerlo.

Si no se hace ese salto, los dados ya están echados. Hace un tiempo conversé con el científico que dirigió al equipo (cien científicos franceses) que desarrolló (2018) para la ONU los nuevos modelos que se van a ocupar para simular el clima. Le pregunté sobre una frase que dijo en una entrevista, “los dados están echados en el corto plazo”, y me dijo que los nuevos modelos demuestran que hay una inercia y que una partícula de CO2 vive más de 100 años, así que aunque dejemos de contaminar no pasa nada, no se reduce nada; eso es la inercia, aunque te detengas, si vas a gran velocidad, sigues avanzando. Ese científico se jubiló y ahora está en los grupos activistas, porque muchos científicos en Europa están rebelándose contra esto.

-¿Alguna vez hubo esperanza de detener el calentamiento global?

Sí, en el comienzo. Hace unos 30 años. Uno de mis referentes, el científico estadounidense James Hansen, del laboratorio de la NASA, fue invitado en 1988 a hablar en el congreso de EE.UU. de materias climáticas -y hasta ahora ha sido el único-, en ese momento hubo una posibilidad de que todos se pusieran de acuerdo, incluso el mundo empresarial de la industria petrolera estaba dispuesto, pero uno de los asistentes dijo que había que estudiar más la cosas y ahí se perdió la oportunidad, se perdió el tiempo.

Hoy en día el estancamiento es manifiesto.


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Etiquetas: cambio climatico COP27 Destacado