La jefa de la cartera de Medio Ambiente también advirtió sobre la falta de avances que hubo en torno a los combustibles fósiles. Adelantó que para la próxima Cumbre del Clima, se espera que los países realicen un balance global sobre sus avances del Acuerdo de París. Fuente: Diario Financiero, 22 de noviembre de 2022.
Una agenda a tope tuvo la ministra del Medio Ambiente (MMA), Maisa Rojas, en la Conferencia del Clima, COP27, de las Naciones Unidas en Egipto. Junto a la canciller alemana, Jennifer Morgan, lideró las negociaciones de Pérdidas y Daños, las que concluyeron con el anuncio de la creación de un fondo para países vulnerables para abordar los impactos del cambio climático.
Tras bajarse del avión que la trajo de regreso al país, la ministra analizó con DF el resultado de las negociaciones de la Cumbre del Clima y afirmó que quedó conforme con el anuncio que lideró, pero señaló también que es ‘sumamente preocupante’ que no se haya llegado a acuerdo para extender la reducción de emisiones a todos los combustibles fósiles.
‘Lo que la ciencia nos está diciendo es que el peak de las emisiones debe ser a más tardar al año 2025, que esto no significa otra cosa que eliminar los combustibles fósiles en el mediano plazo de nuestra matriz energética y todos esos temas no quedaron en esta COP’, afirmó Rojas.
-Usted junto a la canciller alemana lideraron las negociaciones para la creación del fondo de Pérdidas y Daños. ¿Cómo fue este proceso? ¿Qué países estuvieron más abiertos y cuáles más cerrados?
-Lo primero que quisiera destacar es que como país fuimos protagonista en la decisión más importante que se tomó en la COP27. Esto lo hicimos junto con Alemania. Egipto nos pidió en septiembre que nos hiciéramos cargo de este tema. Eso es normal, que se le pida a un país en desarrollo y a otro desarrollado que tomen una materia, pero este fue el único tema que se hizo con tanta anticipación. Y la primera tarea era conseguir que se tomara la decisión de incluirlo en la agenda. Así de lejos estábamos hace dos semanas. Pasamos como un mes y medio hablando con distintos países y grupos para tener el ítem en la agenda. Ahí había mucha reticencia y se negoció hasta el día antes de que empezara la COP.
Después lo que sucedió, que es algo que no ocurre todo el tiempo, es que los países que forman parte del grupo G77, que son cerca de 140 (los que están en vías de desarrollo o subdesarrollados, incluido China), escribieron un texto para proveer un fondo para Pérdidas y Daños. Por otro lado, pese a que hasta los países desarrollados a esa altura estaban de acuerdo en que había que abordar pérdidas y daños y sentarse a conversar, había mucha resistencia a hablar de un fondo. Estados Unidos ha sido el que históricamente ha estado completamente en contra de este tema, y en general ha sido así en todos los países desarrollados, porque aquí los que pagan son ellos, y lo que querían era tomar una decisión más adelante con mayor conocimiento. Pero la presión del G77 fue tan grande, que lo que ocurrió casi al finalizar la cumbre, fue que, en el plenario donde nos reunimos, pide la palabra la Unión Europea y dice que está de acuerdo con crear un fondo de Pérdidas y Daños en la COP27. Y con eso, ya se abrió la posibilidad.
Había todavía muchos detalles que acordar, pero con esto, ya nos sentíamos felices de alcanzar un logro así. Después de todas las consultas, propusimos un texto en que estaba recogido todo lo que veíamos que había en común, y en un párrafo había tres opciones, porque no había acuerdo. Y lo primero es que la recepción del texto fue muy buena, nos dijeron que era balanceado y por lo tanto todos se vieron reflejados, lo que era muy importante porque le daba credibilidad al proceso. Y para este párrafo, había una opción que era muy cercana a lo que pedía el G77, otra a lo que pedían los países desarrollados y una tercera opción que era intermedia. Finalmente, quedó lo que quería el G77, dejando explícito que no es solamente el fondo de Pérdidas y Daños, sino que es un ecosistema el que se va a abordar y que va a tener un foco en los países más vulnerables. Eso les importaba mucho a los países desarrollados, porque si lo dejábamos para todos los países en desarrollo, podía ocurrir que China recibiera dinero de esos fondos, lo cual sería una situación que no correspondería por todas las emisiones (de gases de efecto invernadero) que genera.
-¿Cree que se van a lograr levantar esos fondos tomando como precedente lo complejo que ha sido el tema del financiamiento para países afectados? ¿Por qué esta vez debería ser diferente?
-Los países desarrollados pusieron mucho énfasis en incluir un ecosistema completo hacia el financiamiento, de la mano de una serie de países, como Alemania, que junto al G7 creó el Global Shield, que busca llevar fondos a las comunidades de los países de bajos ingresos afectados por un desastre climático, o Escocia, que también ha puesto dinero en otros lados. Entonces hay hartos países que por su parte se están haciendo cargo, al igual que también hay algunas iniciativas del secretario general de Naciones Unidas (Antonio Guterres). Hay harto énfasis también en que tenemos que reformar los bancos multilaterales de desarrollo, o sea, el Banco Mundial, el Fondo Monetario, para que ellos también apoyen. Entonces, con ese resguardo de que no es solamente una sola especie de cuenta bancaria, sino que son varias coordinadas, esperamos que de esa manera funcione.
Valoración a las negociaciones
-¿Quedó conforme con el resultado de la COP27? ¿O fue un fracaso desde el punto de vista de los combustibles fósiles?
-No me esperaba tanto para el tema de pérdidas y daños, aceptar hacernos cargo es un cambio estructural y también es una decisión política en que todo el mundo acepta que efectivamente el cambio climático nos está produciendo daños y pérdidas que son irreversibles, y debemos tomar cartas en el asunto. Pero eso no es otra cosa que también aceptar el fracaso de hacernos cargo del cambio climático, porque lo que tenemos que hacer para que no exista necesidad ni de adaptarse, ni mucho menos de tener que pagar por pérdidas, es reducir las emisiones, y es ahí donde está la gran deuda. Y en ese sentido, el año pasado en la COP26 en Glasgow hubo un llamado muy fuerte a que teníamos que reforzar la manera en que nos hacíamos cargo de las emisiones. Hay todo un sistema armado con el Acuerdo de París (firmado en 2015) que se debe reforzar, y uno ve que hay muchos países que todavía están reticentes a aumentar la ambición y eso es muy preocupante, porque el tiempo está agotado.
-¿Por qué cree que no se pudo avanzar más en esto?
-Porque finalmente hay una cantidad muy grande de países que toda su economía depende de la exportación de petróleo y gas y, por lo tanto, estas son las resistencias que van quedando para asumir la realidad, que es que todos los combustibles fósiles se tienen que reducir y eliminar. Hay alrededor de 80 países que asumieron que había que ir llevando esto a cabo. Por ejemplo, Colombia, que hoy es productor, está comprometido con eso. Y esa es la parte difícil, que siendo un país productor, que el país entienda que ese es el plan, que para allá va.
-¿Qué temas quedaron pendientes para la próxima COP28?
-Hay un tema que me pareció muy positivo e interesante que se desarrolló en esta cumbre, que es que se estableció un programa de trabajo para transición justa, porque efectivamente estamos todos de acuerdo que tenemos que eliminar todos los combustibles fósiles, pero esa es una transición que tiene su materialización particular dependiendo del país en el cual se está, no va a ser fácil para ninguno. En Chile ya creamos una oficina de transición socioecológica justa, así que también esperamos poder aportar bastante a esa discusión de cómo se hace esto, porque aquí no hay una ruta definida. Esto no lo ha hecho nadie, por ende, estamos todos en la misma línea.
El próximo año toca un hito bien importante, que está dentro del Acuerdo de París, que es el primer balance global, que quiere decir que todos los países nos vamos a sentar para ver cómo vamos. Ya tenemos una idea sobre esto, pero es distinto hacer un balance ordenado, para lo cual se necesita que hablemos todos en el mismo idioma para poder ir sumando los esfuerzos e ir evaluando de manera objetiva cómo estamos avanzando para enfrentar el cambio climático, lo que requiere de un marco reforzado y transparencia en la cual Chile también tiene un liderazgo importante.
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