El feroz lobby petrolero que hipotecó a la COP27

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Este año se registraron, durante el desarrollo de la COP27, 636 grupos de interés relacionados con algunas de las mayores empresas de petróleo y gas del mundo. En comparación con el año anterior, en Glasgow, la cifra aumentó más de un 25%. Aunque la gran victoria de los países más vulnerables fue la creación del fondo para pérdidas y daños, otros temas –como la eliminación gradual de todos los combustibles fósiles– no sufrieron grandes cambios. El asesor en políticas ambientales de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Enrique Maurtua Konstantinidis, expresó a El Mostrador que "de alguna forma eso fue la moneda de cambio para poder conseguir este hito histórico del fondo para daños y pérdidas. Cuando uno mira todos los temas de negociación, muchos salieron flojos, modestos o relativamente sin mucha trascendencia". Fuente: El Mostrador, 26 de noviembre de 2022.


Las creación de un fondo para pérdidas y daños en la COP27 en Egipto marcó un hito histórico para los países más vulnerables, sin embargo, otros temas quedaron pendientes. Si bien la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático debía terminar el viernes 18 de noviembre, las negociaciones se extendieron hasta la madrugada del domingo, debido a un punto en particular: la mención a los combustibles fósiles en el texto final.

Según el último informe del IPCC, el carbón, el petróleo y el gas fueron responsables del 64% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2019. Sin embargo, el texto final no hace mención a cómo reducir progresivamente estos combustibles fósiles. El año anterior, en Glasgow, los países de comprometieron a disminuir el uso del carbón y eliminar los subsidios a estos contaminantes, no obstante, este año, las conversaciones en Sharm el-Sheij no avanzaron al siguiente paso.

Aunque sí hubo un intento de que el texto final aludiera a la eliminación gradual de todos los combustibles fósiles, pues una alianza de más de 80 países –que incluía a Chile– impulsó que este punto estuviera presente en el texto de cierre, esto no se produjo tras la oposición de países que extraen petróleo y gas, como Arabia Saudita, Irán y Rusia.

El asesor en políticas ambientales de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Enrique Maurtua Konstantinidis, expresó a El Mostrador que de alguna forma el logro del fondo para pérdidas y daños fue a costa de menos avances principalmente en mitigación.

«De alguna forma eso fue la moneda de cambio para poder conseguir este hito histórico del fondo para daños y pérdidas. Cuando uno mira todos los temas de negociación, muchos salieron flojos, modestos o relativamente sin mucha trascendencia», sostuvo Maurtua Konstantinidis.

Es más, el líder de las negociaciones de Arabia Saudita, Albara Tawfiq, dijo en el plenario que la convención «tiene que referirse a las emisiones y no al origen de las emisiones».

Lobbistas del petróleo

Adicionalmente, según un análisis de datos realizado por Corporate Accountability, Corporate Europe Observatory (CEO) y Global Witness (GW), se registraron durante la COP27 636 grupos de interés relacionados con algunas de las mayores empresas de petróleo y gas del mundo. Lo que significa un aumento de más de un 25% de los lobbistas presentes en la Conferencia de las Partes en relación con la COP26.

Estos datos revelan la magnitud con la que los actores empresariales de compañías como BP, Shell, Total y Occidental han tenido acceso a las negociaciones.

«Hay una transición energética que está ocurriendo, es cada vez más fuerte y está presente en muchos espacios, eso es innegable, entonces estamos frente a los manotazos de una industria que está tratando de seguir manteniéndose vigente de una forma u otra, lo que ocurrió en Sharm el-Sheij tiene que ver con una industria que está haciendo todo lo posible por seguir explotando todo lo que pueda mientras pueda, porque sabe que tiene los días contados y eso creo que es algo que se nota», comentó Enrique Maurtua Konstantinidis.

El asesor en políticas ambientales expresó que, en comparación con otros años, la presencia de una mayor cantidad de lobbistas presentes en Egipto era notoria. Este año, el país que más grupos de interés llevó fue Emiratos Árabes Unidos, con 70, el mismo que organiza y que presidirá la COP28.

«El combustible no solamente hace mover motores, también empeora las condiciones climáticas y esos mismos países también van a sufrir. Entonces hay un dilema entre desarrollo económico, la riqueza, contra lo que van a ser los impactos que pueden ser muchísimo más graves y costosos que todo el beneficio económico que pudieran llegar a sacar esos países», advirtió el experto.

¿La meta de los 1,5 grados?

El acuerdo de este año también reafirmó el objetivo de Glasgow de mantener el calentamiento global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. En ese sentido, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero debería ser una prioridad para mantener el compromiso del Acuerdo de París, de limitar el calentamiento global a menos de 2 ºC y, por consecuencia, disminuir las pérdidas y los daños asociados a la crisis climática.

Es más, la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, apuntó –en conversación con El Mostrador en La Clave– que «la creación del fondo, el reconocimiento de que tenemos pérdidas y daños, es muy importante porque ha sido una demanda por muchos años de los países más vulnerables y que menos han causado el problema, pero también denota el fracaso colectivo que hemos tenido en abordar las causas del cambio climático, que no estamos reduciendo nuestras emisiones».

«La causa, que la enfrentamos reduciendo nuestras emisiones, es ahí donde en esta COP hubo poca ambición de relevarlo, de ponerse a trabajar de manera más ambiciosa. Eso fue muy frustrante, porque recordemos que el objetivo del Acuerdo de París es limitar la temperatura a 1,5 °C, estamos en 1,1 °C», complementó.

En ese sentido, el investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, Marco Billi, sostuvo que «pérdidas y daños solo tiene sentido» si es «complementario a mitigación y adaptación».

«Parece que aquí, daños y pérdidas, es como un substituto y no se avanzó nada en los otros temas. Aquí no es lo uno o lo otro: pérdidas y daños debiese ser la última vía. Si no logramos mitigar o adaptarnos, bueno, vamos a tener que compensar, entonces la primera vía es compensar y no está explícito que si se avanzó en eso», explicó Billi.

Agregó además que, al reafirmarse dos años seguidos que la ambición es no superar los 1,5 ºC, no hay un real avance sin acciones concretas.

«Dejar de aumentar las emisiones requiere cambios estructurales, los países están creciendo y crecen las necesidades energéticas y nadie quiere frenar eso. Uno necesitaría cambiar radicalmente la forma en que se producen ciertas energías, el transporte e industrias que dependen del crecimiento y el carbón. Está tematizada la necesidad de una transición energética y el problema es que no está escrito en palabras el cuándo y cómo concretamente», concluye.