Cambio Climático en tiempos de pandemia

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Opinión de Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, sobre la emergencia climática y los aprendizajes que deja frente a ella la evolución del COVID-19. Fuente: El Mostrador, 27 de marzo de 2020.


La irrupción del coronavirus a escala internacional ha desatado una serie de cambios en la conducta humana sobre los que debemos poner atención, puesto que el miedo no solo se ha apoderado de una parte importante de la población mundial que teme contagiarse del virus, sino también de los mercados, a lo que se suma la amenaza de una gran la crisis financiera mundial y, con ello, anuncios de nuevos tiempos de recesión para las economías globales.

Pero esa amenaza sobre la economía, generada por un descenso de la actividad humana en cada uno de los países afectados, ha tenido como consecuencia la disminución de la contaminación acústica, sobre las aguas y en el aire, cayendo también las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), permitiendo incluso que especies de animales que viven en entornos periurbanos comiencen a ingresar a las ciudades. Este escenario, si bien es temporal, nos permite recordar que la naturaleza a pesar de todo sigue ahí, mostrándonos cómo la hemos desplazado o derechamente eliminado con el propósito de establecer los centros urbanos donde habitamos y en los cuales se concentra la actividad económica.

Vivimos tiempos complejos, en los que las sociedades humanas en forma individual y colectiva estamos experimentando el miedo, enfrentándonos a situaciones desconocidas y de riesgo compartido. El problema es que no sabemos cómo hacerlo, no hemos sido educados para esto. Probablemente en algunos meses la pandemia habrá cumplido su ciclo, y la mayoría intentaremos retornar a nuestras formas habituales de vida, dejando atrás buena parte de lo vivido. Los gobiernos y empresas volverán a lo suyo, promoviendo acciones para reactivar la economía y así evitar el cierre masivo de fuentes laborales. Pero repetir la fórmula de salida adoptada en crisis pasadas sería un error.

El COVID19 no es el único problema que nos afecta a todos, los efectos del cambio climático se están sintiendo en todo el mundo y sabemos que la humanidad está en situación de riesgo. Es ahí donde debemos poner nuestra atención, sin dejar que esta difícil experiencia sencillamente pase y demos vuelta la página, debemos aprender de esta pandemia. Es hora de dejar de pensar e imaginar un mundo sin límites donde cada uno de nosotros crea que tiene derecho a hacer lo que le plazca. La propagación de este virus nos está mostrando en la práctica lo que es vivir en riesgo como hasta ahora no han podido hacerlo científicos, gobernantes y líderes mundiales preocupados por los efectos del cambio climático.

Como bien es sabido, hace ya un tiempo que los informes científicos elaborados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), nos señalan que no podemos seguir así, que debemos cambiar nuestras formas de producción y consumo para reducir drásticamente las emisiones de GEI, y que junto con ello, debemos generar acciones a nivel local para adaptarnos a los efectos del cambio climático. Solo de esta manera podremos evitar grandes catástrofes para la humanidad. El cambio climático antropogénico impone situaciones de riesgo para los seres humanos, así como para otras especies. Para nadie es un misterio que los regímenes de vientos, precipitaciones, huracanes, marejadas, etc. están cambiando en todo el mundo y pese a ello las grandes economías mundiales se resisten a realizar cambios de fondo que permitan transitar de forma acelerada hacia economías bajas en carbono. La conservación, recuperación y restauración de ecosistemas no es algo que esté presente en la agenda de los tomadores de decisiones, como tampoco los cambios profundos en los modelos productivos silvoagropecuarios, como lo señaló el IPCC en 2019.

En muchos países, incluido Chile, la crisis por el acceso a agua limpia para consumo humano aumenta. La sequía prolongada, sumada a los efectos del cambio climático, solo nos hace vislumbrar escenarios dramáticos. Sin embargo, poco y nada se hace al respecto, y en nuestro país las grandes empresas agroexportadoras siguen controlando la mayor disponibilidad de este vital elemento, dejando a su suerte a campesinos y pequeños propietarios agrícolas.

En la actualidad, tanto en Chile como en el mundo, los riesgos que nos impone el COVID19 son tan reales como lo son aquellos asociados a los efectos del cambio climático. Es de esperar que lo que estamos viviendo nos ayude a entender que los cambios en el clima traen consigo muertes humanas, enfermedades, plagas, desaparición de especies, a lo que se suman eventos climáticos extremos como sequías, aluviones, huracanes y marejadas. Por ello tratemos de aprender de lo que estamos viviendo, el riesgo asociados a los efectos del cambio climático es real y aún podemos hacer algo, pero hay que actuar ahora.