Biden traerá de vuelta la diplomacia climática

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El plan climático de Biden es la agenda climática más ambiciosa y completa de un candidato demócrata a la presidencia. Fuente: La Ruta del Clima, 26 de octubre de 2020.


El candidato demócrata, Joe Biden, ha prometido redefinir el papel de Estados Unidos como líder climático global si es elegido presidente el 3 de noviembre. En marcado contraste con el presidente Donald Trump, Biden se ha comprometido a que EEUU regrese al Acuerdo de París y a trabajar con otros países para reducir emisiones.

Bajo la administración de Trump, Estados Unidos inició el proceso para retirarse del Acuerdo de París y revirtió gran parte del progreso logrado bajo el expresidente Barack Obama. Trump ha presidido un retroceso sin precedentes de las regulaciones ambientales y se ha retirado de numerosos acuerdos y tratados internacionales. La producción de petróleo crudo y gas natural ha aumentado significativamente, con Trump comprometido a “desatar el dominio energético“.

Así las cosas, la presidencia de Biden sería un cambio positivo con respecto a Trump, pero no está claro si su administración sería transformadora para la diplomacia climática de Estados Unidos.

Biden se reincorpora a París

Lo que Biden ha dejado claro es que Estados Unidos volverá a entrar en el Acuerdo de París el primer día de su administración. Este es un primer paso necesario. Estados Unidos se uniría a todos los demás países del mundo en su camino para limitar el aumento de la temperatura promedio global a 2°C.

En su plan de política exterior, Biden ha prometido que Estados Unidos liderará con el ejemplo para “asegurar compromisos exigibles que reducirán las emisiones en el transporte marítimo y la aviación mundial”. Biden ha señalado a China y se ha comprometido a presionar a esa nación para que deje de subsidiar las exportaciones de carbón y de subcontratar sus contaminantes a través de proyectos cuestionables de combustibles fósiles.

La administración de Biden comenzaría a coordinarse de inmediato con otros importantes emisores de gases de efecto invernadero para prevenir las peores consecuencias del cambio climático, y propone convocar una cumbre mundial en los primeros 100 días para aumentar la ambición en las promesas climáticas. El secretario de prensa de la campaña, Jamal Brown, dijo que una administración de Biden presionaría a los países para que aumenten sus objetivos climáticos internos y se aseguren de que los compromisos sean “transparentes y ejecutables”.

Si gana Biden, se espera que Estados Unidos presente una Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglos en inglés) más ambiciosa para el Acuerdo de París. La primera NDC, que se presentó en 2016 bajo Obama, compromete a Estados Unidos a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero del 26 al 28 por ciento para 2025 desde sus niveles de 2005.

Una presidencia de Biden también tendría importantes ramificaciones para el financiamiento climático internacional. Bajo el liderazgo de Obama, Estados Unidos se comprometió a transferir $3 mil millones al Fondo Verde para el Clima. Lamentablemente, Trump ha incumplido los últimos $ 2 mil millones de ese compromiso. Biden volvería a comprometer a Estados Unidos con este fondo, aunque su equipo no ha proporcionado detalles.

Para muchos, el camino hacia el restablecimiento de la legitimidad en el escenario mundial debe comenzar con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel nacional.

El plan climático de 2 billones de dólares de Biden es la agenda climática más ambiciosa y completa de un candidato demócrata a la presidencia. En esencia, pondrá a Estados Unidos en un “camino irreversible” hacia emisiones netas cero, en toda la economía, para 2050.

Biden también se ha comprometido a trazar un camino hacia un sector de energía libre de contaminación por carbono para 2035 y a poner fin a los nuevos arrendamientos de petróleo y gas en tierras federales. Como presidente, lanzaría una serie de órdenes ejecutivas que requieren límites agresivos de contaminación por metano en los arrendamientos de petróleo y gas, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte y protegiendo la biodiversidad. Sin embargo, la campaña no ha llegado a respaldar un Green New Deal y ha rechazado una prohibición nacional del fracking.

La historia mixta de Obama

Bajo Obama y con Biden como vicepresidente, Estados Unidos emergió como dirigente mundial en diplomacia climática internacional, uniéndose al Acuerdo de París, presentando su primera NDC y asumiendo importantes compromisos de financiamiento climático. Biden ha prometido poner a Estados Unidos “de nuevo en el asiento del conductor” y hacer de Estados Unidos un líder nuevamente.

Pero incluso con Obama a cargo, Estados Unidos a menudo ha sido un impedimento para el progreso en el clima. La administración Obama se opuso a algunas de las propuestas más sólidas. En particular, se opuso a que las naciones ricas proporcionaran pagos por daños y pérdidas basados ​​en emisiones históricas.

Si bien la firma del Acuerdo de París representa uno de los logros ambientales más importantes de cualquier administración, los compromisos climáticos de Obama también fueron calificados como “insuficientes” para cumplir los objetivos del Acuerdo de París por el Climate Action Tracker.

Al final de su presidencia, Obama esbozó una estrategia más ambiciosa para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80 por ciento para 2050. La Administración también tuvo un récord climático nacional mixto, porque las emisiones de dióxido de carbono por la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento disminuyeron un 11 por ciento y las energías renovables aumentaron un 44 por ciento. Sin embargo, Obama supervisó una importante expansión de la producción nacional de petróleo y gas.

¿Hasta dónde llegará Biden?

Si bien el plan de Biden es, con mucho, el más ambicioso presentado por un candidato demócrata, no llega a las propuestas de otros candidatos presidenciales como los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren, el gobernador de Washington Jay Inslee e incluso su elección para vicepresidenta, Kamala Harris.

Inslee, cuyo plan climático de 200 páginas fue calificado como el “estándar de oro” por la representante Alexandria Ocasio-Cortéz, había pedido reorientar la política exterior de Estados Unidos en torno al cambio climático. Aunque Inslee ha ayudado a influir en la agenda de Biden, no está claro si Biden seguirá su ejemplo.

Además, queda por ver cómo una administración de Biden abordará problemas en las negociaciones que ya han sido polémicos bajo administraciones demócratas, como por ejemplo, los temas de pérdidas y daños, y derechos humanos. Con los demócratas potencialmente tomando tanto la Cámara como el Senado en noviembre, los republicanos en el Congreso tendrán menos poder para limitar la capacidad del equipo negociador.

Si bien aún se desconocen algunos de los detalles sobre cómo una administración de Joe Biden combatirá la crisis climática en el escenario global, está claro que representa una salida bienvenida de la situación actual y habrá un movimiento climático fortalecido, listo para empujarlo a tomar políticas más audaces.