Migraciones internas, el impacto social del cambio climático

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Foto: Diario Financiero

El Banco Mundial proyecta que 216 millones de personas migrarán dentro de países y regiones a nivel global a 2050; 17 millones lo harán en Latinoamérica. Entre las regiones más afectadas por el calentamiento global, está El Caribe, cuyos habitantes se movilizarían hacia Chile y Argentina. Fuente: Diario Financiero, 30 de noviembre de 2021.


En septiembre de este año, el Banco Mundial reveló en la segunda versión de su informe Groundswell que a 2050 se estima que 216 millones de personas a nivel global migrarán impulsados por impactos del cambio climático en la disponibilidad del agua, la productividad de los cultivos y el aumento del nivel del mar.

El estudio apunta a que los puntos críticos de migraciones y emigraciones dentro de cada país y región empezarían a aparecer hacia 2030 y que llegarían a un incremento considerable a 2050, en el escenario más pesimista.

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Santiago Lorenzo, jefe de Economía del Cambio Climático de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal), explica que la franja ecuatorial -la zona geográfica más caliente- se está expandiendo hacia los trópicos, afectando a las regiones que lo componen y llevando a la migración de sus poblaciones.

Señala que la variabilidad climática tiene dos tipos de impactos: los agudos, que corresponden a eventos específicos, como tormentas de nieve o huracanes, y los crónicos, que son cambios más persistentes, como las sequías, reducción de lluvias o más insolación.

Los impactos crónicos pueden afectar a los ecosistemas, detonando cambios en la vegetación y animales. Lorenzo explica que ya se observa un fenómeno de alejamiento de animales y plantas de las partes calientes, están moviéndose hacia sus trópicos, es decir, si están en el hemisferio sur, van más al sur (trópico de Capricornio) y si están al norte, van más hacia el norte (trópico de Cáncer).

“Eso hace que el entorno productivo de la agricultura y la ganadería cambien, entonces vamos a tener regiones donde la producción de alimentos no va a ser suficiente y va a detonar migraciones”, sostiene Lorenzo.

Anahí Urquiza, investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académica de la Universidad de Chile, explica que los impactos del cambio climático generan dos tipos de migraciones: la temporal provocada por un impacto agudo -incendios, aluviones o tormentas- que hacen que el territorio deje de ser habitable y su población migra por un tiempo para volver cuando esté reconstruido. Y la permanente, en que ciertos lugares debido al aumento del nivel del mar o el ascenso de temperaturas, van dejar de ser habitables.

“Hay grandes territorios que hoy día son habitables, pero que en el futuro no lo van a ser por la mezcla de humedad y temperatura, lo que va a hacer muy difícil habitar en los trópicos, porque no van a tener las condiciones adecuadas para la vida humana”, explica Urquiza.

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Foto: Reuters

Latinoamérica y Chile

Si bien la mayoría de la migración se daría en África, con 105 millones de personas equivalentes al 13,2% de su población total, para América Latina y El Caribe se estima una migración del 2,6% de su población, unos 17,1 millones de personas.

Lorenzo señala que El Caribe y Centroamérica “son muy vulnerables” a la migración climática y que los ecosistemas costeros y semidesérticos pueden ser los que más sufran. “Los países del sur del Pacífico son archipiélagos de origen no volcánico, entonces no hay montañas. Son muy planos y con que suba medio metro el nivel del mar o desaparecen o cada tormenta que viene los arrasa”, dice.

Urquiza explica que las regiones más afectadas serían los trópicos, subtrópicos, islas y zonas bajas. “Esto para América Latina es especialmente importante, porque una de las proyecciones que se hacen es una migración importante hacia Argentina y Chile, desde El Caribe y Brasil”, agrega.

En Chile, a nivel interno, ya se están viendo migraciones y se prevén otras desde áreas rurales del norte chico y la zona centro hacia el sur por la disminución del agua, la sequía y su impacto en la agricultura. “Ya estamos viviendo un despoblamiento de ciertos territorios y si no hay una transformación profunda del uso del agua, lo más probable es que siga pasando”, afirma Urquiza.

Lorenzo añade que ya hay productores agrícolas que se están moviendo hacia el sur porque es climáticamente más apto, además de que el país en general cuenta con mejores condiciones de vida. “En particular, Chile puede convertirse en un imán de inmigración”, afirma.

Aumento de la desigualdad

El informe Groundswell también señala que la migración interna provocada por los impactos climáticos será mayor en las regiones más pobres y más vulnerables al cambio climático, y pondrá en peligro los logros en desarrollo, ya que, con el mayor número de personas, habrá deficiencias en la capacidad de los sistemas sociales, económicos y de medios de subsistencia.

Urquiza afirma que la desigualdad y la pobreza están estrechamente relacionados con la vulnerabilidad al cambio climático. “Cuando lo miramos desde el punto de vista de las migraciones, quienes migran y qué condiciones tienen para migrar, está directamente relacionado con sus capacidades económicas”, dice.

La experta del CR(2) explica que mientras la población con más recursos tiene la capacidad para proyectar y trasladarse a otros lugares, la que tiene menos recursos, “generalmente es más bien desplazada y eso significa que se va de los lugares cuando no le queda otra y eso es lo que entendemos como refugiados climáticos”.

Añade que queda otro tipo de población que no tiene los recursos para salir de sus territorios, a pesar de no tener las condiciones para vivir. Esta se denomina “población atrapada”, principalmente personas mayores, niños y mujeres a cargo del cuidado.

Lorenzo coincide con el diagnóstico y asegura que las regiones más pobres del planeta son las que van a sufrir más, “sin manera de contenerlo”, porque tienen menos capacidades de generar prácticas e infraestructuras para adaptarse.

“Si eres pobre y el cambio climático viene y afecta la manera en que cultivas, afecta la vivienda, las carreteras, los puentes de la población, todo se dificulta más, todo es más caro y hay pérdidas y daño concentrado en esas poblaciones. El daño, aunque sea muy poco, es relativamente importante por sus consecuencias”, explica Lorenzo.

Esto también afectaría la distribución del ingreso a nivel global, ya que los países del hemisferio norte -que más crecieron con la expansión de la revolución industrial y aportaron al calentamiento global- están en zonas templadas del planeta y no van a tener impactos climáticos tan extremos.

Mientras, muchos de los países más pobres están situados en regiones con mayor impacto, “entonces también eso globalmente es muy probable que polarice la distribución del ingreso”, señala Lorenzo.

Proyecciones para políticas

A pesar de todo, el Banco Mundial estima que la implementación temprana de medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero es clave y podría reducir las migraciones internas causadas por impactos climáticos entre un 60% y 80%.

También recomienda integrar estas migraciones internas a la planificación del desarrollo verde y planificar cada fase de la migración -antes, durante y después del traslado- como una estrategia de adaptación y que puede generar resultados positivos.

Lorenzo dice que también es necesario cumplir el Acuerdo de París en mantener el aumento de la temperatura global bajo 1,5°C sobre la media preindustrial, pero también el ítem de financiamiento y adaptación al cambio climático. Los países desarrollados se comprometieron a crear un fondo de US$ 100 mil millones para países en vías de desarrollo para este fin, sin embargo, en la última Cumbre del Clima COP26 en Glasgow, esto no se cumplió y quedó pendiente para la COP27.

“Estos países también son imanes de inmigración y no se dan cuenta de que al no apoyar la adaptación en pocos años van a tener más gente tocando sus puertas, entonces el costo de lidiar con eso no va a ser menor. No hay una visión de mediano plazo de que apoyar ahora a la adaptación y la mitigación reduce los riesgos de detonar más migración y refugiados climáticos”, afirma Lorenzo.

Urquiza señala que el Estado chileno debe preocuparse de las migraciones internas e internacionales, evitando que la población se vea obligada a emigrar -desarrollando mejores mecanismos de acceso al agua y privilegiar la agricultura campesina, por ejemplo- y, en el caso internacional, generando mejores condiciones para la migración. “Puede ser muy beneficiosa para la sociedad, sobre todo para una población como la nuestra que está envejeciendo”, sostiene.

Impactos económicos

Luis Gonzales, coordinador económico en Cambio Climático, Energía y Medio Ambiente de Clapes UC, explica que la migración interna causada por el cambio climático tendría efectos económicos en el corto y largo plazo. En lo inmediato, se relacionan con la productividad, la provisión de servicios y la inversión en políticas de adaptación y resiliencia, por ejemplo, en mejoras a la gestión hídrica. En el largo plazo, va a depender si se logra optimizar o no estos procesos migratorios.

“Esa bajada es importante porque puedes tener costos en crecimiento, costos en productividad porque perderías la posible llegada de capital humano calificado”, afirma Gonzales.

Sin embargo, aclara que con las migraciones internas abren una oportunidad de descentralizar el país. Aunque la mayoría de las opciones laborales con mayores ingresos están en Santiago, esto podría cambiar.

Señala que con las nuevas condiciones climáticas que se den al sur del país, podría cambiar las dinámicas de la zona con nuevas inversiones por parte de sectores económicos, “se puede aprovechar esa oportunidad del clima”, dice el experto de Clapes.